El dióxido de carbono y el monóxido de carbono suelen confundirse o utilizarse uno al lado del otro. Pero hay una gran diferencia entre el dióxido de carbono y el monóxido de carbono. Con la pandemia de COVID-19 y la prevención de la propagación de aerosoles, la ventilación se ha convertido en un consejo muy utilizado por médicos, gobiernos y organizaciones sanitarias. La medición del dióxido de carbono (CO2) mediante medidores de CO2 se ha convertido en un factor importante en los consejos de ventilación.
El dióxido de carbono (CO2) es un gas oloroso e incoloro con una densidad aproximadamente un 60% superior a la del aire seco. El dióxido de carbono es la fórmula bruta de una conexión inorgánica entre el oxígeno y el carbono. Aunque el dióxido de carbono se presenta mayoritariamente en estructura gaseosa, también tiene forma líquida y sólida. El CO2 sólo puede ser líquido si la temperatura es inferior a -78 grados Celsius. El dióxido de carbono líquido se produce cuando el dióxido de carbono se disuelve en agua. Sin CO2, la vida en la Tierra no sería posible.
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El monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro, inodoro, insípido, inflamable y ligeramente menos denso que el aire. El monóxido de carbono es tóxico para los animales que utilizan la hemoglobina como transportador de oxígeno (tanto invertebrados como vertebrados) cuando se encuentra en concentraciones superiores a 35 ppm. Sin embargo, también se produce en el metabolismo animal normal en bajas cantidades y se cree que tiene algunas funciones biológicas normales. En la atmósfera, el CO es espacialmente variable y de corta duración, y participa en la formación de ozono troposférico.
Cuando se está expuesto a demasiado monóxido de carbono, se pueden presentar los siguientes síntomas:
La diferencia entre el dióxido de carbono (CO2) y el monóxido de carbono (CO) es que: