Prueba del sistema marino de rociadores contra incendios

La fiabilidad de un rociador automático contra incendios es vital. Para evitar un mal funcionamiento durante una emergencia, es necesario controlar el agua del interior del sistema para controlar la corrosión y otros peligros. La OMI ha publicado directrices revisadas (contenidas en la circular MSC.1/CIRC. 1516) para las pruebas en servicio de los sistemas automáticos de rociadores y nebulizadores.

Las directrices modificadas aconsejan a los armadores, operadores y fabricantes de sistemas que supervisen y evalúen activamente la eficacia de los sistemas automáticos de rociadores y nebulización de forma periódica y planificada. Las pruebas de calidad del agua deben realizarse trimestralmente y los resultados deben registrarse.

La corrosión puede causar problemas catastróficos importantes en estos sistemas, pudiendo provocar fallos en el sistema y fugas (fugas del tamaño de agujeros de alfiler). Hemos incluido el kit de pruebas para comprobar el pH, la conductividad y los niveles microbiológicos (recuento total de bacterias y bacterias productoras de sulfato).

La entrada de agua salada se produce cuando el sistema ha sido utilizado (agua dulce) y, una vez agotado, suele desviarse directamente utilizando agua de mar. Si esto ocurre, el sistema se purga con agua dulce. Se realiza una prueba de cloruros para garantizar la ausencia de agua de mar, que puede causar problemas de corrosión.

Cualquier parte del sistema puede estar sometida a temperaturas de congelación en servicio. Se utiliza anticongelante (monoetilenglicol y monopropilenglicol) de forma estándar para proteger estos sistemas de la congelación. Se suministra un refractómetro de glicol para garantizar que los sistemas se mantienen en el punto de congelación o porcentaje de producto correctos.